sábado, 30 de junio de 2012

Vampiros eléctricos en los hogares: cómo combatirlos

Los aparatos que consumen energía apagados aumentan la factura eléctrica y el impacto medioambiental
  • Autor: Por ALEX FERNÁNDEZ MUERZA
  • Fecha de publicación: 19 de marzo de 2009
  

- Imagen: Bwana McCall -Televisiones de plasma, ordenadores, videoconsolas, microondas, cepillos de dientes recargables... Los expertos los llaman "vampiros eléctricos" porque son aparatos que consumen energía las 24 horas del día aunque estén apagados. Además, son cada vez más frecuentes en los hogares: se estima que el número de grandes y pequeños aparatos electrónicos casi se ha triplicado en los hogares en las últimas tres décadas. Por ello, saber cómo desactivarlos del todo no sólo reducirá la factura eléctrica, sino también las emisiones de dióxido de carbono, causantes del cambio climático, y otros impactos medioambientales derivados de la producción eléctrica. 
El consumo oculto de los "vampiros eléctricos" se debe normalmente a un dispositivo conocido como "stand by", que sirve al electrodoméstico para encenderse más deprisa, detectar un mando a distancia en cualquier momento o realizar algún tipo de orden programada. En otras ocasiones, los aparatos vienen provistos de relojes, luces o paneles informativos digitales que están activados constantemente, y que, por tanto, necesitan también electricidad.Dependiendo del número de aparatos conectados, la factura puede aumentar entre un 5 y un 20%.En su día, estos sistemas pudieron parecer buena idea, ya que permitían tener los aparatos preparados para ciertas acciones sin necesidad de que estuvieran encendidos del todo. Sin embargo, en la actualidad se han convertido en un derroche energético injustificado la mayor parte de las veces, mucho más teniendo en cuenta que el ahorro energético y el respeto al medio ambiente son cada vez más valorados.
Los expertos recuerdan que, aunque su consumo pueda parecer bajo, la suma de los cada vez más numerosos "vampiros" puede suponer al cabo del año un importante gasto eléctrico. Por ejemplo, un informe del Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley de Estados Unidos (EE.UU.) indica que en dicho país requieren el 10% del gasto eléctrico en los hogares. Por su parte, el Departamento de Energía estadounidense ha calculado que suponen para este país un gasto de unos 3.000 millones de euros al año. Otros estudios estiman que, dependiendo del número de aparatos conectados, la factura puede aumentar entre un 5 y un 20%.
   Asimismo, algunos aparatos de reciente introducción en los hogares han disparado el consumo energético. Por ejemplo, un estudio de la Organización de Consumidores australiana señala algunos casos especialmente llamativos: un televisor de plasma de 50 pulgadas puede consumir 822 kilovatios/hora (kw/h), mientras que un televisor LCD del mismo tamaño se mueve por los 350 kw/h y un televisor de tubo catódico por los 322 kw/h. O el caso de las actuales consolas de videojuegos, cuyo uso continuado puede gastar unos 120(600 BsF-V) euros al año, según esta asociación.
Por su parte, desde el Departamento de Energía de EE.UU. subrayan que los descodificadores de televisión digital o las grabadoras digitales de video, de reciente entrada en los hogares, son también otros grandes "vampiros eléctricos".

Cómo acabar con los "vampiros eléctricos"

La forma más evidente de desconectar por completo estos aparatos es desenchufándolos de la red eléctrica. Sin embargo, los consumidores suelen tener varios "vampiros" y utilizarlos frecuentemente, por lo que puede resultar bastante incómodo. Para facilitar este trabajo, se pueden utilizar regletas de enchufes en función del número de dispositivos. Con este sistema, los expertos recuerdan que además del consumo eléctrico, se evita el recalentamiento de los aparatos y se les protege de posibles sobrecargas. Ahora bien, lo que no se debe hacer es enchufar una de estas regletas a otra regleta, porque entonces sí puede haber riesgo de sobrecarga. En cuanto a encender y desconectar continuamente los aparatos, los expertos recuerdan que un uso normal de los mismos no acorta su vida.Las regletas de enchufes desconectan del todo los aparatos y les protegen de posibles sobrecargas.Los aparatos recargables son otros "vampiros" a los que hay que combatir. Los expertos recomiendan retirarlos cuando estén cargados, incluso a mitad de carga si se necesitan, sin temor a que se estropeen o reduzcan su vida útil. También se pueden desconectar del todo los aparatos antiguos que ya no se utilizan pero que siguen consumiendo energía. Hay otros aparatos más eficientes e indicados para dar la hora.
El consumo energético del ordenador también puede reducirse: si no se va a utilizar en unas horas, se puede activar el modo de hibernación, que consume menos. Otra forma sencilla de reducir el gasto energético de un PC es apagando su monitor, ya que los salvapantallas no reducen la cantidad de energía utilizada.
Asimismo, los consumidores también pueden influir en los fabricantes de estos productos mediante sus decisiones de compra o haciéndoles llegar sus recomendaciones. Por ejemplo, se puede dar preferencia a los aparatos que no lleven sistemas de "stand by" o similares, o que cuenten con una eficiencia energética lo más alta posible.
  

- Imagen: Craig Young -En este sentido, la industria tecnológica está empezando a tomar buena nota de que los consumidores demandan productos más eficientes energéticamente y respetuosos con el medio ambiente. Así se pudo comprobar por ejemplo en el Consumer Electronics Show (CES), la mayor feria de productos tecnológicos de consumo del mundo, que se celebró a principios de año en Las Vegas.
Por ejemplo, Sony anunciaba su nueva serie de televisores "Eco", que cuenta entre otros dispositivos con un "stand by" que no consume energía. Por su parte, la empresa iGo presentaba un aparato antivampiros eléctricos. El dispositivo lleva ocho enchufes que cortan la corriente cuando el aparato pasa a algún modo "stand by" o cuando es un aparato recargable que ha llenado su batería al 100%.

miércoles, 27 de junio de 2012

Sembrar el petróleo



Uslar

El martes 14 de julio de 1936 el diario Ahora, que entonces se publicaba en Caracas, insertó en la primera página el siguiente editorial, bajo el título de «Sembrar el petróleo». Fue esta la primera vez que en Venezuela se hacía un planteamiento de esta clase y también la primera aparición de esa consigna de «sembrar el petróleo».
  Cuando se considera con algún detenimiento el panorama económico y financiero de Venezuela se hace angustiosa la noción de la gran parte de economía destructiva que hay en la producción de nuestra riqueza, es decir, de aquella que consume sin preocuparse de mantener ni de reconstituir las cantidades existentes de materia y energía. En otras palabras la economía destructiva es aquella que sacrifica el futuro al presente, la que llevando las cosas a los términos del fabulista se asemeja a la cigarra y no a la hormiga.
  En efecto, en un presupuesto de efectivos ingresos rentísticos de 180 millones, las minas figuran con 58 millones, o sea casi la tercera parte del ingreso total, sin numerosas formas hacer estimación de otras numerosas formas indirectas e importantes de contribución que pueden imputarse igualmente a las minas. La riqueza pública venezolana reposa en la actualidad, en más de un tercio, sobre el aprovechamiento destructor de los yacimientos del subsuelo, cuya vida no es solamente limitada por razones naturales, sino cuya productividad depende por entero de factores y voluntades ajenos a la economía nacional. Esta gran proporción de riqueza de origen destructivo crecerá sin duda alguna el día en que los impuestos mineros se hagan más justos y remunerativos, hasta acercarse al sueño suicida de algunos ingenuos que ven como el ideal de la hacienda venezolana llegar a pagar la totalidad del Presupuesto con la sola renta de minas, lo que habría de traducir más simplemente así: llegar a hacer de Venezuela un país improductivo y ocioso, un inmenso parásito del petróleo, nadando en una abundancia momentánea y corruptora y abocado a una catástrofe inminente e inevitable.
  Pero no sólo llega a esta grave proporción el carácter destructivo de nuestra economía, sino que va aún más lejos alcanzando magnitud trágica. La riqueza del suelo entre nosotros no sólo no aumenta, sino tiende a desaparecer. Nuestra producción agrícola decae en cantidad y calidad de modo alarmante. Nuestros escasos frutos de exportación se han visto arrebatar el sitio en los mercados internacionales por competidores más activos y hábiles. Nuestra ganadería degenera y empobrece con las epizootias, la garrapata y la falta de cruce adecuado. Se esterilizan las tierras sin abonos, se cultiva con los métodos más anticuados, se destruyen bosques enormes sin replantarlos para ser convertidos en leña y carbón vegetal. De un libro recién publicado tomamos este dato ejemplar: «En la región del Cuyuní trabajaban más o menos tres mil hombres que tumbaban por término medio nueve mil árboles por día, que totalizaban en el mes 270 mil, y en los siete meses, inclusive los Nortes, un millón ochocientos noventa mil árboles. Multiplicando esta última suma por el número de años que se trabajó el balatá, se obtendrá una cantidad exorbitante de árboles derribados y se formará una idea de lo lejos que está el purguo». Estas frases son el brutal epitafio del balatá, que, bajo otros procedimientos, hubiera podido ser una de las mayores riquezas venezolanas.
  La lección de este cuadro amenazador es simple: urge crear sólidamente en Venezuela una economía reproductiva y progresiva. Urge aprovechar la riqueza transitoria de la actual economía destructiva para crear las bases sanas y amplias y coordinadas de esa futura economía progresiva que será nuestra verdadera acta de independencia. Es menester sacar la mayor renta de las minas para invertirla totalmente en ayudas, facilidades y estímulos a la agricultura, la cría y las industrias nacionales. Que en lugar de ser el petróleo una maldición que haya de convertirnos en un pueblo parásito e inútil, sea la afortunada coyuntura que permita con su súbita riqueza acelerar y fortificar la evolución productora del pueblo venezolano en condiciones excepcionales.
  La parte que en nuestros presupuestos actuales se dedica a este verdadero fomento y creación de riquezas es todavía pequeña y acaso no pase de la séptima parte del monto total de los gastos. Es necesario que estos egresos destinados a crear y garantizar el desarrollo inicial de una economía progresiva alcance por lo menos hasta concurrencia de la renta minera.
  La única política económica sabia y salvadora que debemos practicar, es la de transformar la renta minera en crédito agrícola, estimular la agricultura científica y moderna, importar sementales y pastos, repoblar los bosques, construir todas las represas y canalizaciones necesarias para regularizar la irrigación y el defectuoso régimen de las aguas, mecanizar e industrializar el campo, crear cooperativas para ciertos cultivos y pequeños propietarios para otros.( Es vergonzoso ver como en pleno siglo XXI donde la educación y la tecnologia son deudas sociales que se nos acumulan, no hemos logrado cubrir las necesidades basicas planteadas por el Sr.Pietri en éste parrafo)
  Esa sería la verdadera acción de construcción nacional, el verdadero aprovechamiento de la riqueza patria y tal debe ser el empeño de todos los venezolanos conscientes.
Si hubiéramos de proponer una divisa para nuestra política económica lanzaríamos la siguiente, que nos parece resumir dramáticamente esa necesidad de invertir la riqueza producida por el sistema destructivo de la mina, en crear riqueza agrícola, reproductiva y progresiva: sembrar el petróleo.
  Es increible leer esta publicación del 14 de Julio de 1936 y descubrir que  actualmente es aplicable en todos sus aspectos a la realidad Venezolana sin caer en anacronismo alguno, la verdad es que ningún Venezolano que haya ostentado cargos de reponsabilidad social (Públicos o Privados)puede asumir una postura que lo distancie de su resposabilidad en cuanto a la inefectiva inversión de los cuantiosos recursos que ha percibido la Nación en los ultimos siglos; lo más grave es que el tiempo se agota y todos estamos apostando en la ruleta del capital sin escrúpulos donde no importa la vida del hijo,del hermano o del padre y salavamos nuestra culpa con una posición facilista e hipócrita .


    "Los sistemas politicos son la excusa del hombre mezquino para evadir su verdadera responsabilidad en cuanto al futuro de su nación, el cual tambien es el de sus hijos"